El Parque Natural de La Albufera es uno de los espacios naturales más importantes de la Comunidad Valenciana. Esto se aprecia en la cantidad de asentamientos de población que hay y da como resultado una gran cantidad de edificaciones, entre ellas las ermitas estudiadas en este trabajo. Se ha realizado el estudio tipológico de tres ermitas situadas en el entorno del Parque Natural: la Ermita dels Sants de la Pedra de Sueca, la Ermita dels Sants de la Pedra de Cullera y la Ermita de Sant Llorenç en Cullera. Este estudio tipológico comprende información gráfica y descriptiva, tanto formal como constructiva, apareciendo elementos patrimoniales propios de cada ermita.
Constituyendo uno de los espacios naturales más representativos e interesantes de la Comunidad Valenciana, el Parque Natural de la Albufera de Valencia cuenta con 21.000 hectáreas de superficie. Su valor se reconoce nacional e internacionalmente.
Los cultivos de arroz han ido restando superficie al lago, además éste tiende a colmarse. Tuvo más extensión en el pasado, y en la actualidad cuenta con 2.800 hectáreas aproximadamente. El lago pertenece al término municipal de Valencia, pero linda con los términos de Alfafar, Albalat de la Ribera, Algemesí, Beniparrell, Massanassa, Catarroja, Albal, Silla, Sollana, Sueca, Sedavi y Cullera. La Dehesa de El Saler, que constituye en dique natural de la laguna, separa por el este, el lago del Mediterráneo.
Los orígenes del lago se remontan a la época del pleistoceno, resultado del cierre de un golfo por un cordón litoral desde Valencia a Cullera, unos 30km más o menos. Este cordón o restinga se formó por el aporte de sedimentos del río Turia redistribuidos por la corriente Norte-Sur del Mar Mediterráneo. En este momento las aguas de La Albufera cubrían toda la extensión que hoy ocupa el Parque Natural llegando hasta Cullera. De esta misma época se encontró un yacimiento arqueológico en la Muntañeta Dels Sants de Sueca.
En el siglo XVIII comenzó a intervenir en el proceso de evolución natural de La Albufera el hombre, haciendo aportes de relleno provocando la reducción progresiva del lago para ceder terreno a la agricultura y los asentamientos residenciales.
Con la conquista de Valencia por parte de Chaume I, La Albufera pasó a ser propiedad de la corona, y durante la Edad Media se mantuvo este privilegio por los sucesivos monarcas y en gran parte de la Edad Moderna también, hecho que ayudó a la conservación del lago, hasta que en 1708 Felipe V cede el Señorío de La Albufera, el cual no es recuperado por la corona hasta 1761 por Carlos III. En 1808 se reintegró de nuevo al Patrimonio Real, cuando Carlos IV lo regaló a Manuel de Godoy. Finalmente no tuvo éxito un plan de desecación y venta que se proyectó con la aplicación de las leyes desamortizadoras en 1873, año en el que pasó a ser Patrimonio del Estado. Desde aquel momento hasta ahora, La Albufera ha ido pasando sucesivamente de manos privadas a manos públicas sin ninguna protección, probablemente la época más perjudicial para el lago fue la comprendida entre 1873 y 1911, año en el que fue realizada la venta al Ayuntamiento de Valencia, ya que sufrió una importante reducción de su terreno en beneficio a los arrozales, pasando de una superficie de 8130 hectáreas, a unas 2896 hectáreas.
La construcción más conocida de La Albufera es la Barraca, de planta rectangular y marcada cubierta a dos aguas, construidas con barro y cañas. Servía de vivienda a los agricultores o a los pescadores.
Encontramos también en el parque Cassetes de Marchal, que son pequeñas construcciones de planta cuadrada construidas con ladrillo cocido y una cubierta de teja curva. Se empleaban como almacén o como residencia entresemana cuando realizaban sus labores en los arrozales.
Las embarcaciones de vela latina, han formado parte de la vida cotidiana del litoral valenciano desde tiempos inmemoriales, pero sobretodo en la zona de Lalbufera. Ha sido parte de las principales actividades cotidianas como la pesca, la caza, el cultivo del arroz, el transporte o el contrabando.
La Vela Latina no es un tipo de embarcación, sino un tipo de vela. Concretamente una vela triangular que se halla dispuesta en una antena que cruza oblicuamente el mástil, normalmente situado en proa, y que recorre longitudinalmente el casco.
Hablar de la Vela Latina en Lalbufera, es hablar del “barquet albuferenc”, la barca típica de este paraje natural. Entre sus características distintivas cabe destacar que no tiene quilla, su fondo es plano. Esto hace posible la navegación en zonas de muy poca profundidad. También tiene una longitud de unos 5 metros, para poder recorrer espacios estrechos como canales y pasadizos de vegetación.